LO SIENTO

Camino a la escuela me escondí en los arbustos para asustar a mi amigo Santiago que venía desprevenido; cuando pasó cerca de mi escondite me abalé sobre él y di un grito enorme para atemorizarlo. Mi amigo Santiago se asustó mucho y no paraba de llorar; se enojó tanto conmigo y me dijo que ya no seríamos más amigos.

Durante toda la clase de la mañana me la pasé pensando cómo podría acercarme a Santiago y pedirle disculpas por mi pésima broma. En la hora del descanso, lleno de valentía, me acerqué a mi amigo y le dije: “Santi”, lo siento por haberte hecho esa broma tan pesada; no pensé en que te fueras a asustar tanto. ¿Me podrías perdonar?

Mi amigo Santiago me miró con una gran sonrisa en su cara y me dijo: claro que sí, Matías, te perdono, pero espero que no lo vuelvas hacer.

Y desde ese día descubrí que, aunque a veces podemos cometer errores, siempre hay maneras de corregirlos, iniciando con un lo “SIENTO”.

YULIAN MATIAS BARRAGAN LOPEZ
La Julia, Uribe, Meta