Con ‘Justa-mente’ llevamos las nociones de justicia al ámbito escolar

Educapaz y la JEP se unieron para fortalecer, en docentes y estudiantes, la comprensión de los daños ocasionados en el marco del conflicto armado, y el rol de la justicia transicional con enfoque restaurativo como respuesta a estos.

Por: Juana Yunis – Directora ejecutiva de Educapaz *

Acercar la justicia transicional con enfoque restaurativo a la comunidad educativa ha permitido generar reflexiones interesantes sobre la forma de tramitar los conflictos cotidianos y escolares desde la empatía y la reparación, y no solo a través de acciones punitivas. Trasladar la conversación sobre la justicia al ambiente escolar implica pensar en cómo resolver las controversias y desacuerdos del día a día, mirando más allá de los castigos.

En ese propósito, hemos tejido un camino pedagógico para llevar a la escuela los principios de la justicia restaurativa como eje de la construcción de paz. Y es allí donde el Programa Nacional de Educación para la Paz – Educapaz- y la Jurisdicción Especial para la Paz -JEP- unieron esfuerzos para crear ‘Justa-mente: aprendiendo sobre justicia y restauración’, iniciativa que, entre 2022 y 2023, llegó a 85 instituciones educativas de Córdoba, Antioquia, Cesar, Casanare, Norte de Santander, Casanare, Meta y Valle del Cauca.

Dicho trabajo mancomunado ha permitido fortalecer en las comunidades educativas la comprensión de los daños ocasionados en el marco del conflicto armado, y el rol de la justicia transicional, con enfoque restaurativo, como respuesta a estos. A través de material didáctico, formación docente y conversatorios virtuales y presenciales -llamados “La escuela dialoga con la JEP”-, entre otras estrategias, hemos impactado a más de 2.500 estudiantes del país.

Nuestro objetivo es que los jóvenes comprendan por qué en sociedades como la nuestra fue necesario llegar a un modelo de justicia transicional que, por un lado, le otorga protagonismo al derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación, y, por otro, traza el camino para avanzar hacia un escenario de reconciliación, donde el tejido social colombiano logre restaurarse.

Hemos sensibilizado a docentes, estudiantes y padres de familia sobre los daños profundos que ha causado el conflicto armado y la necesidad de ir más allá de una justicia ordinaria, que hoy resulta insuficiente para reparar a las víctimas.

Con ‘Justa-mente’ buscamos desnaturalizar las violencias en el ámbito escolar. Poco a poco, hemos logrado que, desde allí, se empiecen a construir prácticas de justicia restaurativa que aborden distintas situaciones de conflicto familiar y escolar. Cuando estas se tramitan de manera asertiva, se fortalecen los vínculos de la comunidad.

Nuestra labor ha comenzado a dar frutos: algunas instituciones educativas han avanzado en la resignificación de su manual de convivencia -con menos acciones sancionatorias y más medidas restaurativas- y otras, incluso, han replanteado su malla curricular en aras de darle un lugar fundamental al objetivo de restaurar las relaciones humanas y las relaciones con los demás seres vivos, avanzando, así, hacia una apuesta de paz social, y más con la naturaleza.

Así mismo, instituciones educativas de varios municipios PDET han demostrado que, partiendo de una lectura de contexto, de un rigor pedagógico y de un compromiso con la ética del cuidado, es posible que las escuelas del país no estén de espaldas a la reflexión sobre el conflicto armado, y sobre los avances y desafíos del proceso de justicia transicional que vive Colombia.

Las instituciones educativas San Pedro de Urabá y Camilo Torres, en el Urabá antioqueño, son un ejemplo de esta gran apuesta: no solo han llevado al aula de clase la reflexión sobre los efectos del conflicto armado en su territorio -en particular el municipio de San Pedro de Urabá, donde se ubican-, sino que han logrado crear espacios de articulación para gestionar y transformar otro tipo de conflictos cotidianos – como la rivalidad entre ambas instituciones- en escenaros de cooperación y fraternidad. Hoy, sus prácticas de justicia no solo involucran a la comunidad educativa sino a otros actores del municipio, lo que ha permitido aportar a la construcción de paz territorial desde la óptica restaurativa.

La promoción de prácticas restaurativas escolares es, sin duda, un paso fundamental para convertir a estudiantes y docentes en verdaderos agentes de transformación social y cultural.

Posicionar la importancia de la justicia transicional y restaurativa en la agenda de la educación para la paz, y en otras políticas educativas, nos motiva a continuar propiciando el diálogo, el debate y el intercambio de saberes para lograr transformaciones pedagógicas que les otorguen, en un contexto transicional, un lugar primordial a las competencias ciudadanas, para la reconciliación y socioemocionales, ejes centrales de una sociedad más justa, democrática y pacífica.

* Columna publicada en El Espectador