
Una apuesta común desde la juventud
Entre el 9 y el 12 de septiembre, el municipio cundinamarqués de San Francisco albergó el Encuentro Nacional de Jóvenes acompañados por Educapaz, un espacio de discusión y organización en torno a los problemas y a la visión de presente y futuro de la educación y del país.
Desde los ríos del litoral Pacífico caucano y el Chocó, trochando por las montañas de la región Andina y las cuencas y costas de la región Caribe, se juntaron mujeres y hombres jóvenes interesados en la educación para la paz. Más que un encuentro, fue un reencuentro entre los nodos y grupos territoriales de juventudes acoampañados Educapaz; un espacio para que estos continuaran fortaleciendo sus procesos organizativos y de liderazgo encaminados a impulsar la conformación de una Red Nacional de Jóvenes e incidir en sus territorios para el goce colectivo del derecho a la educación y la construcción de una cultura de paz.
El Encuentro permitió imaginar futuros posibles, pero sin pasar por alto los momentos convulsionados que vive Colombia marcados por el reciente estallido social, la crisis de salud y social generada por el Covid-19, la agudización del conflicto armado, el aumento de las brechas educativas y las recientes salidas autoritarias, episodios de violencia y ataques a los derechos humanos de los que fueron víctimas las y los jóvenes del país [ver recuadro]. Estas situaciones hicieron más necesario que nunca esta juntanza y marcaron en gran medida el rumbo de la conversación: ¿Cómo vivimos lo que pasó durante el último año?, ¿cuáles son las motivaciones y las causas que nos mueven?, ¿qué nos identifica cómo jóvenes?, ¿cuáles son nuestras apuestas individuales y colectivas para construir paz?, ¿desde qué lugar del mundo nos paramos cuando decimos que somos jóvenes para poder edificar el trabajo en red?
Preguntas como estas sirvieron de guía de la conversación durante los cuatro días del Encuentro, dentro del cual se incluyeron actividades para que los más de veinte participantes de Bogotá, Cali, la región Caribe, el litoral caucano, Chocó, Ibagué y el sur del Tolima se reconocieran desde sus saberes, prácticas e intereses en relación con la educación para la paz, identificaran causas comunes que los mueven y participaran en espacios culturales para el intercambio de experiencias.

Para Daniela Orozco López, una samaria hija de la Sierra y el mar, como ella misma se define, participar de este encuentro resultó esperanzador: «Acá están las miradas nuevas, las problemáticas reales de los diferentes territorios, realidades que no subyacen en un solo lugar sino que a pesar de las distintas tienen puntos en común: los de una juventud que busca romper con tantos silencios y encaminarse a la búsqueda de oportunidades reales. Somos jóvenes pensando en otros jóvenes, en nuestros hermanos».
Con ella está de acuerdo Dilan Vallejo, joven universitario caleño. Para él, «es importante que los jóvenes empecemos a cuestionar el futuro del país y definamos qué queremos hacer con Colombia, a dónde queremos llegar, qué acciones vamos a tomar para llegar hasta allí. Hacer esto en red es mucho más fácil y gratificante. Recordemos que una sola golondrina no hace aguacero, pero si los jóvenes de todos los territorios nos unimos nos convertiremos en un aguadero, en un verdadero factor de transformación y de diálogo intercultural e intergeneracional».
En la mañana del cuarto día, al llegar la hora de que todas regresaran a casa en sus respectivas regiones, el optimismo era latente: no solo estaban listas para asumir, con una agenda conjunta, uno de los espacios más esperados del año como lo es el Encuentro Nacional de Redes 2021, sino que además potenciaron sus capacidades individuales y colectivas a partir de experiencias de intercambio de diálogo de saberes, fortalecieron los lazos de confianza, el compromiso colectivo y la motivación para conformar una red nacional desde la identificación de causas comunes por la educación para la paz, e identificaron elementos para construir un horizonte de sentido, líneas estratégicas y actividades para la incidencia territorial.
Una pregunta quedó en el aire y en la cabeza de todos: ¿a qué escuela queremos volver? Daniela imagina una escuela enfocada en el ser, en el pensar y en el sentir, una que, en sus propias palabras, «ayude a recuperar a las personas, porque muchas veces nos hemos olvidado de quiénes somos y descuidamos nuestra parte emocional y socioemocional, que es precisamente la que nos permite vivir en paz y tener una estabilidad en las relaciones humanas. La pandemia lo reveló». La escuela a la que Dilan quiere regresar es una inclusiva y activa, una en donde «la participación ciudadana no solo sea enseñada sino promovida, una escuela que permita soñar y en la que sus estudiantes reciban una educación de calidad basada en esos sueños»
El refrán dice que el futuro es de la juventud, pero si algo demostró el Encuentro es que el presente también lo es y que estos hombres y mujeres están dispuestos a transformarlo a partir de su fuerza, creatividad, valentía, esfuerzo, amor y entrega en una apuesta común: la educación para la paz.
Movimientos sociales, juventudes y el Paro Nacional
Desde mayo de 2021, preocupados e indignados por los acontecimientos generados durante el estallido social, la intensidad de las barricadas juveniles, el abuso de poder de la fuerza pública y la militarización de las ciudades, Educapaz, en alianza con la Fundación Pares, inició una investigación para conocer el pensamiento político de las y los jóvenes que se están movilizando, acercarnos a sus motivaciones para salir a las calles a protestar, entender sus demandas y la visión de país que tienen. Estamos identificando cómo se originaron y evolucionaron sus procesos organizativos, quiénes son sus líderes y lideresas, cuáles son sus proyectos colectivos y políticos, que tipos de jóvenes hacen parte de las primeras líneas y qué los motiva a estar allí, no como una forma de señalamiento personal sino como un necesario ejercicio de comprensión de sus discursos, situaciones y procesos internos, invisibilizados o desconocidos por gran parte de la población.

Para ello, trabajando con un equipo de investigación de Educapaz y Pares paralelamente desde Bogotá, Cali, Ibagué, sur del Tolima, litoral caucano, Quibdó y Montería, se han contactado a más de 120 jóvenes de diverso origen, formación e ideología política pero con algo en común: tienen proyectos comunitarios, han sido activos en las movilizaciones sociales, bien sea en las ciudades capitales que recibieron toda la atención mediática, o en municipios de las regiones más afectadas por el conflicto armado en los que el paro nacional tuvo otros matices.
Como premisa reconocemos que la movilización social es un ejercicio legítimo y transformador que desafía las instituciones y los discursos hegemónicos sobre la democracia, el Estado, el modelo de desarrollo económico y la juventud. Conocer las realidades y propuestas de los protagonistas de esta movilización es una forma de darles voz a los y las jóvenes para que nos cuenten su historia, para que nos hablen del país que se imaginan y del país que ellos mismos construyen a diario desde el ejercicio de la protesta, las artes, la cultura y demás procesos organizativos que ocurren en las calles y en sus comunidades.
«En las primeras líneas hemos encontrado una gran diversidad de jóvenes ─asegura Laura Nossa, una de las investigadoras de Educapaz─: unos tienen antecedentes de movilización social por el derecho a la educación o por la paz, pero en otros el descontento se manifestó solo hasta este año; algunos vienen de universidades públicas pero otros de privadas; algunos son trabajadores, otros artistas y hay jóvenes habitantes de calle o en situación de vulnerabilidad o provenientes de las ollas que se han sumado a los procesos de movilización, allí hallan alimento, espacios para resguardarse, amigos… Defender estos espacios es uno de los principales alicientes que tienen estos jóvenes para resistir».
Los resultados de esta investigación se darán a conocer próximamente a través de un proceso participativo entre los mismos jóvenes, los territorios y las comunidades educativas, haciéndolos partícipes de lo que esperamos sea una gran conversación nacional. A partir de lo anterior, esperamos fortalecer la propuesta de formación política y ciudadana de Educapaz en el marco de la estrategia de educación socioemocional, ciudadana y para la reconciliación (CRESE) que guía la transformación que acompañamos en las sedes educativas que hacen parte del Programa. También buscamos junto con otros aliados contribuir a desescalar el ciclo de violencia que se está generando por no garantizar el derecho a la movilización social a través del fortalecimiento de procesos de liderazgo democráticos populares que tengan como protagonistas a jóvenes de diferentes territorios de Colombia que han participado del estallido social.