Retos de la educación rural y la paz: un diálogo con candidatos
Francia Marquez, del movimiento Soy Porque Somos, Sergio Fajardo, del movimiento Compromiso Ciudadano, y Juan Fernando Cristo, del movimiento En Marcha, fueron los y la precandidata presidencial que aceptaron participar en el conversatorio sobre la educación para la paz, organizada por la Red de Jóvenes acompañada por Educapaz en el marco del IV Encuentro Nacional de Redes.

La conversación se hizo en dos bloques y giró alrededor de cuatro interrogantes planteados por las mismas jóvenes: ¿cuáles son sus propuestas para tener una educación rural universal, pertinente y de calidad, campesina y étnica, desde el preescolar hasta el grado 11? ¿Cómo avanzar de manera significativa en el acceso a la educación superior para jóvenes vulnerables, en especial para jóvenes rurales de los municipios PDET? ¿Cómo fortalecer las políticas de formación ciudadana teniendo en cuenta los enormes retos del país en construcción de paz? Y, por último, ¿cuál es el papel que debe jugar el sector educativo frente a una juventud indignada por la falta de oportunidades y, a la vez, víctima de múltiples violencias?
El diálogo, ordenado y a la vez distensionado, permitió identificar algunas similitudes entre las candidatas. Quizás la más marcada fue su convencimiento de que mejorar la educación en la Colombia rural ─especialmente en la dispersa─ pasa, necesariamente, por consolidar la paz territorial: «Para que la educación avance ─sentenció Francia─, es necesario que pare la guerra». «Pretender que vamos a tener una educación de calidad y pertinente en una ruralidad que sigue amenazada por el conflicto y los grupos violentos ─complementó Juan Fernando─, es una utopía». «Las víctimas, la memoria y el trabajo de la Comisión de la Verdad ─propuso Sergio─ debe ser parte de nuestra educación, se debe incorporar en todas las instituciones educativas del país».
Otro de las temas en que coincidieron, fue en la urgente necesidad de dotar a las escuelas rurales y de zonas vulnerables de las condiciones para poder desarrollar una educación de calidad: «Los niños y niñas deben poder llegar fácilmente a la escuela y deben tener alimentación; se necesita dotar a las escuelas de infraestructura porque eso hace parte de la dignidad de esos niños y niñas», aseguró Fajardo. Algo similar propuso Marquez: «Tener conectividad, infraestructura vial, infraestructura educativa y contar con una planta educativa pertinente, es necesario para la calidad de la educación básica primaria y, si se logra fortalecer esta etapa, eso ─aunque no es suficiente─ facilitará el acceso a la educación superior». Cristo, además, propone que los gobiernos nacional y departamentales, coordinadamente, «garanticen que las universidades públicas lleguen a los 170 municipios PDET».
Resulta interesante que los tres hayan llegado a conclusiones parecidas, especialmente teniendo en cuenta el contexto tan distinto del que cada una partió para llegar a ellas: mientras Fajardo lo hizo desde su experiencia como gobernador de Antioquia, y Cristo desde su trayectoria legislativa y su participación en la Mesa de Negociación de paz, Marquez lo hizo desde sus vivencias y recuerdos de niñez en una zona rural del Cauca marcada por la guerra. Tres caminos diferentes, todos válidos, llegando a similares sugerencias.

Desde luego que no todo fueron coincidencias. Cada uno de ellos, por cuenta precisamente de sus realidades y visiones de país, pusieron especial énfasis en propuestas diferenciadas. Para el ex congresista de Norte de Santander, esta fue la implementación del Plan Especial de Educación Rural ─documento en cuya primera versión participó Educapaz─: «allí está la fórmula y la receta, lo único que hay que hacer es implementar y garantizar que los recursos de la paz se focalicen allí». La lideresa social y ambiental caucana, por su parte, se centró en la necesidad de «implementar la Cátedra de Estudios Afrocolombianos y la etnoeducación prevista en el Acuerdo de Paz, esto para avanzar en términos de reafirmación de identidad, entendimiento del entorno y reconocimiento de nuestros territorios». Sin estar en desacuerdo con los demás candidatos, el ex gobernador antioqueño optó por profundizar en la planeación participativa con las comunidades educativas, proponiendo retomar ─esta vez a nivel nacional─ los Pactos por la Calidad de la Educación que implementó en su departamento, con los que se permitiría «identificar las condiciones étnicas del territorio, sus circunstancias productivas y atar la educación a las condiciones de cada territorio con la participación de maestros y maestras, comunidades y autoridades locales».
Aunque el tiempo no permitió desarrollar todas las propuestas mencionadas, quedaron en el aire otras interesantes ideas para mejorar la calidad educativa en la ruralidad colombiana con enfoque de paz: el fortalecimiento de sistemas de producción agroecológica que le permita a las familias ─en especial a las mujeres─ generar ingresos y garantizar la sostenibilidad y calidad de la alimentación escolar, así como la promoción de una educación antiracista y antipatriarcal que ponga el conocimiento al servicio de la vida, sugerida por Francia; el desarrollo de programas de rehabilitación psicoterapeuta para las víctimas del conflicto como medida de reparación, así como la activa participación en la elección de los Consejos Locales y Municipales de Juventud y en las curules de las Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, recomendada por Juan Fernando; o la necesidad de darle voz a los jóvenes que han salido a protestar a la calle y de transformar sus agendas y demandas en propuestas y políticas públicas concretas de transformación, como propuso Sergio.

Las voces de los candidatos no fueron las únicas voces que se escucharon durante el evento: los integrantes de la Red de Jóvenes, además de hacer las preguntas, tuvieron un rol activo emitiendo sus propias propuestas de país: es necesario cumplir con el Acuerdo de Paz, las políticas públicas educativas tienen que aprender de las experiencias educativas que existen en los territorios, se tiene que dignificar la labor docente potenciando las Normales Superiores y su importante rol en la educación rural, se le debe poner freno a la corrupción en el sector educativo y dejar de ser un país en el que las condiciones económicas determinan quienes pueden cumplir sus sueños, y se debe priorizar la educación para la paz y fortalecer las competencias ciudadanas, socioemocionales y para la reconciliación.
Al final del conversatorio, las y los jóvenes dejaron un contundente mensaje a los candidatos ─presentes y ausentes─, oyentes y a Colombia entera, uno que refleja a la perfección los tiempos que se están viviendo, la intención del evento y el espíritu del IV Encuentro Nacional de Redes: «¡Los jóvenes ya no estamos dispuestos a aceptar lo inaceptable!».
