LA VUELTA A CLASES: RETOS Y DESAFÍOS EN EL PACÍFICO CHOCOANO
El 16 de marzo de 2020 los niños y jóvenes fueron enviados a sus casas en todo el país por la cuarentena decretada por el gobierno para detener la expansión del COVID-19. Sin embargo, la educación no ha parado. Esta situación ha puesto de relieve los profundos problemas sociales, la gran fragilidad del sistema sanitario y del sistema de salud, el gran rezago en el servicio de energía en que se encuentran municipios como Medio Atrato, y la amenaza que se profundiza por la presencia de grupos armados, que han aprovechado la cuarentena para reclutar a niños, niñas y adolescentes.

Lo que esta situación nos ha mostrado es que, en contextos marcados por grandes trayectorias de conflicto armado y presencia de múltiples actores armados, la escuela se torna en un escenario de protección y resguardo para la población menor edad de nuestro país.
Durante los últimos 8 meses la comunidad educativa se ha concentrado en superar la crisis educativa que dejó el cierre de escuelas en el año 2020; sin embargo los efectos que deja la pandemia afectan el presente y el futuro de las actuales generaciones de niños, niñas y adolescentes: la deserción, los rezagos académicos, el aumento en las inequidades y brechas, la afectación sobre la salud mental y física no solo de estudiantes sino de maestros y maestras, el aumento del trabajo infantil, la captación de los jóvenes por parte de grupos armados.

Podemos decir entonces que el Pacífico chocoano enfrenta retos en diferentes frentes:
- El diseño de planes de nivelación académica que incluya la recuperación de aprendizajes teniendo en cuenta esas situaciones de inequidad presentes en las trayectorias educativas de los estudiantes.
- Es importante que la comunidad educativa realice una reflexión fundamental: ¿A qué dedicarle tiempo en la presencialidad? ¿Qué contenidos y actividades priorizar?
- Seguir afianzando los vínculos de los docentes con los padres y madres de familia de los niños, niñas y adolescentes.
- Hay escuelas rurales que no cuentan con energía eléctrica, ni acceso a internet, dos cosas primordiales para ejercer el derecho a la educación y así fortalecer la inclusión digital.
- La vuelta a la presencialidad puede ser una oportunidad para transformar la educación en el campo e impulsar otras competencias desde la creatividad, la autonomía y el diseño de nuevas herramientas para la evaluación.
- Identificar a los niños, niñas que desertaron del sistema educativo y diseñar estrategias para facilitar su regreso a los procesos educativos.
Y que estos retos nos invitan a identificar conjuntamente lecciones aprendidas que dejó la pandemia:
- La comunicación con las familias y con la comunidad educativa es un elemento clave para favorecer los aprendizajes y el bienestar de los estudiantes.
- Las intervenciones en salud mental son indispensables. Los maestros probablemente no estén capacitados para responder a las amenazas del bienestar emocional de sus estudiantes dado que ellos mismos están experimentando situaciones de estrés y ansiedad.
- La enorme necesidad de focalizar la enseñanza por capacidades y competencias y no por áreas disciplinares, lo cual implica el reto de apropiarse de nuevas herramientas y saberes pedagógicos, que den lugar a la repetida “innovación” que tanto parece reclamar este escenario de crisis.
El retorno a clases que inició desde la segunda mitad de 2021 seguirá probando nuestra capacidad individual y colectiva de reinventarnos, aprender, y tomar buenas decisiones en medio de la incertidumbre. Educapaz ha asumido su tarea en el pacífico chocoano, propiciando la reflexión sobre lo aprendido y acompañando a los docentes en la apropiación de herramientas para hacer frente a estos retos a través de la implementación de los Planes de Transformación Escolar y la formación para que los y las docentes movilicen las transformaciones pedagógicas necesarias e impulsen procesos en favor de la educación para la paz en el Chocó: Quibdó y Medio Atrato