Escuelas de Palabra: un viaje desde el aula en busca de la verdad

En un emotivo evento, el pasado 13 de septiembre Educapaz le entregó a la Comisión de la Verdad los resultados de la primera fase de Escuelas de Palabra – Región Caribe e insular. Paralelamente,los equipos dinamizadores de Escuelas de Palabra – región Centro Andina realizaron sus Campamentos por la Verdad y la No Repetición. 

No es fácil hablar sobre lo que pasó en el conflicto armado; al fin y al cabo la verdad no es una piedra filosofal que hay que encontrar sino un laberinto que se tiene que recorrer, como acertada y poéticamente lo definió Marta Ruiz, comisionada de la verdad que acompañó el evento de entrega del informe de evaluación de impacto del proyecto Escuelas de Palabra en la región Caribe e Insular, llevado a cabo por la Universidad del Norte. 

Es curioso que ella lo haya definido precisamente así, como un laberinto, un lugar lleno de encrucijadas en el que es fácil extraviarse pero que siempre ─¡siempre!─ tiene una salida. Y lo es porque los estudiantes y docentes que conversaron con ella, de forma espontánea, usaron una metáfora parecida al momento de contar su experiencia de búsqueda de la verdad en el marco de las Escuelas de Palabra: quitarse la venda. 

«Siento que teníamos una venda en los ojos que no nos dejaba ver que la violencia estaba ahí, permanentemente con nosotros en la escuela, normalizada, porque eso era lo que habíamos visto… Pero esto solo lo vinimos a saber mucho tiempo después, cuando logramos conocer esa violencia que vivieron nuestras familias y vecinos, cuando nos contaron las causas de ese conflicto en nuestra región». Quien habla es Ruth Camargo, joven estudiante del colegio Nuestra Señora de Las Mercedes de Sincelejo, Sucre, una de las 32 instituciones educativas de ocho departamentos de la región Caribe e Insular que participaron en Escuela de Palabra. 

Una alegoría similar fue la que usó Johana Reales, docente de la Escuela Normal Superior Maria Auxiliadora, de Santa Marta, Magdalena: «Yo tenía el vitral empañado, pero ahora que buscamos y encontramos las verdades sobre nuestro conflicto, me siento transformada. Ahora sé, por ejemplo, que no es necesario haber sido víctima directa para solidarizarnos con todo lo que pasó. Ahora soy consciente de que todos nosotros traemos muchos resentimientos y estigmas a raíz del conflicto, pero que al humanizar el acto pedagógico en la escuela, al implementar nuevas formas de hacer pedagogía, al asumir la verdad como un derecho democrático, se van a propiciar transformaciones a lo largo de varias generaciones». 

Escuelas de Palabra es una iniciativa de Educapaz en apoyo a la Comisión de la Verdad, que a través de investigaciones participativas y reflexiones pedagógicas fomenta a las comunidades educativas a construir vínculos entre el valor de la verdad en conflictos cotidianos que se presentan en sus entornos escolares y familiares, así como en sus comunidades y territorios, y la importancia de hacer memoria y contribuir al esclarecimiento de la verdad en relación con el conflicto armado colombiano. 

Los resultados de un informe de impacto elaborado por la Universidad del Norte, demuestran que estos objetivos se han logrado. En el evento estuvieron dos de sus autores, Camilo Perez y Jair Vega, quienes entre otras cosas resaltaron la transformación que tuvieron algunos procesos de convivencia escolar, pasando de lógicas punitivas a restaurativas, y el hecho de que en varias comunidades educativas se logró asumir un mayor interés por la historia y la realidad local y nacional y se dieron pasos significativos en relación con la desnaturalización de la violencia. 

Más allá de entregarle a la Comisión de la Verdad los resultados de Escuelas de Palabras region Caribe e Insular, el evento sirvió para reflexionar sobre los silencios aprendidos, sobre dar testimonio cuando el conflicto aún no se ha ido, sobre intentar darle nombre a lo que no se puede mencionar y al valor de la verdad no como punto de llegada sino como proceso. 

Al final quedó claro que con Escuelas de Palabra las comunidades educativas lograron reconstruir sus historias y encontrarse con ellas mismas ─como lo expresó Maria Yovadis Londoño, etnoeducadora de San José de Uré, Córdoba─ y que sus entornos se atrevieran a enfrentar el silencio y empezaran a hablar de lo que pasó ─así lo mencionó Joan Sebatian Morales, egresado de la Institución Educativa Agroecológica de Tierralta, Córdoba─. 

Campamentos por la Verdad y la No Repetición

Con el fin de fortalecer el conocimiento en torno al mosaico metodológico de Escuelas de Palabra y activar nodos de docentes y jóvenes de la región Centro Andina en el marco de la comunidad de práctica nacional acompañada por Educapaz, entre el 26 y el 29 de agosto en Paipa, y entre el 9 y 12 de septiembre en Ibagué, se realizaron los Campamentos por la Verdad y la No Repetición

En ellos participaron estudiantes, docentes, orientadores y otros miembros de la comunidad educativa de treinta escuelas de los departamentos de Tolima, Huila, Cundinamarca y Boyacá que, al igual que hace algún tiempo lo hacían las instituciones educativas de la región Caribe e Insular, hoy están recorriendo los distintos caminos metodológicos para aportar a la verdad y a la reconciliación desde las aulas. 

Para Carolina Alba, facilitadora de Escuelas de Palabra – región Centro Andina, estos campamentos fueron una experiencia «profunda, poderosa y transformadora», un espacio de encuentro intercultural, interregional e inter etario alrededor de las lógicas de la verdad, los conflictos, el perdón y la reconciliación: «siento que la experiencia de los campamentos tocó de una forma muy personal a los participantes, que se impregnaron de esos aprendizajes al punto de que se comprometieron a replicarlos en sus territorios de una manera que superó nuestras expectativas». 

La misma sensación se llevó Oscar López, otro de los facilitadores de Escuelas de palabra que acompañó los campamentos: «Fue un diálogo de experiencias, un espacio de deliberación de las emociones y el reconocimiento del otro; fue una integración de diversas realidades que sin duda serán de mucha utilidad para buscar la verdad como bien público». 

Pero sin duda lo más destacado que dejaron los campamentos, fue el compromiso colectivo para reflexionar, investigar y llegar a respuestas ─a verdades─ sobre el conflicto, la paz y la reconciliación. Así lo entendió Santiago 

Rivero, gestor local en el Huila, quien fue testigo de la forma en que los y las participantes a lo largo de su convivencia «compartieron emociones significativas sobre el conflicto, algunas dolorosas, pero todas fundamentales para lograr que ese sentir colectivo se empiece a convertir en acciones concretas». Algo similar percibió la facilitadora Carolina Lagos, quien a la vez que resaltó la manera como se apropiaron de los distintos caminos metodológicos para la búsqueda de la verdad, se crearon vínculos de cooperación: «Conociendo la gran variedad de saberes, experiencias y problemáticas, nos acercó, nos tejió unos a otros; se pudieron tejer nuevas formas de relacionamiento en la búsqueda de la verdad».